La introducción, y posterior evolución del drone como herramienta de uso frecuente en el cine documental, nos ha permitido mejorar sustancialmente el lenguaje narrativo. Hoy podemos aproximarnos a un sujeto que se desplaza por las ramblas, a una puerta entreabierta, a un páramo o postura, a la ventana de un décimo piso en un edificio céntrico sin más ayuda que la que nos presta el teléfono móvil y un drone cuyo valor oscila entre los novecientos y mil seiscientos
Si bien el drone no es útil para todos los movimientos de cámara que se nos pueden ocurrir, lo es ciertamente cuando las circunstancias así lo requieren como el el caso de la cascada que filmé ayer con el objeto de establecer un lugar y un tiempo en la región más occidental del estado de Virginia, al pie de los Apalaches. En este caso, concretamente, el acceso estaba vedado a las personas, y la aproximación con helicóptero me costó -diez años atrás- más de mil novecientos dólares para que el piloto me dijera que no podía descender más allá de la desembocadura del río.
Con el Mavic2, la aventura me llevó menos de 20 minutos para obtener registros impecables desde distintos ángulos de cámara. El ejemplo que reproduce el video que exhibo a continuación no tiene ningún tipo de corrección de color ni de estabilizador. Lo que se ve, menos la deliciosa música de Alice Parker, es tal cuál la imagen fue obtenida por el drone.
Las posibilidades que ofrece el drone son virtualmente infinitas. Hoy por hoy no voy a ninguna parte si mi Mavic2, siempre el el asiento del acompañante y dispuesto a sobrevolar lugares a los que no puedo llegar con la mirada. Eso sí, el uso debido del drone requiere alguna práctica previa, por lo cual recomiendo, sinceramente, adquirir el drone con seguro de DJI que prevé hasta dos reemplazos en caso de accidentes.
Love what you're doing with the new drone and thank you for keeping me in the info loop